Toulouse es una ciudad muy agradable para pasear. En su centro histórico, que no es demasiado extenso y podemos recorrer perfectamente a pie, nos encontraremos con edificios civiles y religiosos de interés.
No obstante, fuera de la zona más tradicional e histórica también hay cosas que ver en Toulouse. Aquí os presentamos algunos de los principales puntos de interés de la ciudad.
La Place du Capitole
La Place du Capitole es el corazón de la ciudad de Toulouse. Destaca por ser una gran explanada abierta entre las callejuelas pequeñas del centro histórico y por albergar el edificio del Ayuntamiento de la ciudad. Es el centro de la vida de la ciudad y de cualquier evento o celebración multitudinaria que se precie, como las de las victorias del equipo de rugby de la ciudad, aparte de albergar ocasionales mercados callejeros. En ella están también algunos de los cafés y terrazas más clásicas de la ciudad.
El Capitole es el edificio que da nombre a la plaza y el más representativo de la misma. Alberga a la vez la sede del Ayuntamiento de la ciudad y el Teatro del Capitole, uno de los clásicos de Toulouse. Se construyó entre los sighlos XV y XVI. El Capitole es un edificio interesante visto desde fuera, pero no basta con verlo desde fuera, ya que lo más llamativo del palacio son las salas interiores, excelentemente decoradas. Para ello, tenemos que entrar por la puerta principal del edificio, caminar un poco por el pequeño patio interior y adentrarnos por una puerta que aparece en el lado izquierdo y que da acceso a una escalera. En ella nos encontramos ya un primer fresco que representa los Juegos Florales, pero si la subimos y nos adentramos en las salas del primer piso, nos encontraremos con muros y techos pintados y decorados. Destacan, sobre todo, la Sala Henri Martin, decorada con grandes pinturas de este pintor impresionista y la Sala de los Ilustres, con sus frescos en el techo.
La Place du Capitole cuenta también, en la fachada situada justo frente al Ayuntamiento, con unos soportales en los que el pintor Raymond Moretti realizó una serie de pinturas en el techo representando diferentes momentos o particularidades de la historia de Toulouse.
La Place du Capitole sirve también como cruce de caminos en el centro de la ciudad. De ella parte la Rue du Taur, que va a dar a la basílica de St. Sernin, y varias calles peatonales de carácter comercial en su parte sur. Está situada a pocos metros del Convento de los Jacobinos y, justo detrás del Ayuntamiento, se encuentran la Oficina de Turismo y la Rue d’Alsace-Lorraine, una de las principales arterias comerciales de Toulouse.
La Basílica de St. Sernin
Toulouse es una ciudad con una importante presencia de edificios religiosos. Durante nuestra visita, nos comentaban que la ciudad contaba con 90 iglesias, una basílica y una Catedral. Sin embargo, curiosamente, la Catedral de St. Ettiene no ocupa el lugar principal entre las preferencias e iglesias destacadas por los propios habitantes de Toulouse, que ven como mucho más representativa a la Basílica románica de St. Sernin.
La Basílica de St. Sernin está situada en el norte del centro histórico de Toulouse, a algo menos de un kilómetro de la Place du Capitole y es una de las iglesias románicas más grandes del sur de Francia. Su construcción data de finales del siglo XI y principios del XII. La torre exterior destaca como una de las vistas más llamativas del centro de la ciudad. En su origen, la Basílica formaba parte del complejo de una antigua abadía que desapareció con el tiempo y era una parada casi obligada para los peregrinos que recorrían el Camino de Santiago.
Su interior llama la atención por no estar excesivamente recargado de decoración, lo que puede hacer que parezca un poco fría. Llama la atención, no obstante, un bonito órgano del siglo XIX. La iglesia se puede visitar gratuitamente, pero para acceder a la girola y la cripta donde se guardan las reliquias de San Saturnino hay que pagar una entrada de dos euros.
El convento de los Jacobinos y la iglesia de la Daurada
Otro de los edificios religiosos del centro de Toulouse que merece una visita es el antiguo Convento de los Jacobinos. Digo antiguo porque, aun manteniendo su estructura de edificio religioso, hace ya mucho tiempo que pasó a convertirse en monumento nacional y ya no se celebran misas, ni actividades religiosas.
Los Jacobinos era la iglesia y el convento de la orden de los Dominicos, que nació en la ciudad de Toulouse para intentar convertir pacíficamente a los cátaros al catolicismo. Su torre es una de las que más sobresalen sobre los tejados de la ciudad y se hace especialmente presente si la contemplamos desde la orilla oeste del Garona. De noche, se ilumina de colores, así que es fácilmente reconocible.
La iglesia está construida en el estilo gótico meridional y su interior está bastante poco decorado. Llama la atención la estructura, ya que el altar, en lugar de estar en uno de los extremos de la única nave, está situado en el centro de la misma. Al tratarse de una única nave, hay columnas en su centro que la parten en dos espacios. Una de estas columnas es especialmente llamativa: la llaman La Palmera por su tamaño y sus ramificaciones. En su base, se ha colocado un espejo para poder apreciar mejor su tamaño y los detalles de su parte más cercana al techo. Las vidrieras también son llamativas, aunque sólo se conservan dos de las originales del siglo XIV.
No lejos de los Jacobinos, podemos visitar también la iglesia de la Daurada, ya casi a orillas del Garona. El nombre le venía del antiguo color dorado original que revestía sus muros y que fue sustituido tiempo después. En la iglesia, además de un bonito órgano, destaca sobre todo la imagen de la Virgen Negra, a la que muchos creyentes piden favores. En la iglesia aparecen también numerosas placas de agradecimiento por los favores concedidos.
Los palacios renacentistas y los patios
Toulouse tiene una época dorada en su historia durante el Renacimiento, gracias al comercio de la hierba pastel durante los siglos XV y XVI. La hierba pastel se utilizaba para teñir prendas de vestir con un color azulado muy característico y era un producto caro y bastante demandado que se obtenía en la zona de Toulouse. Esto generó una riqueza que se vio reflejada en la arquitectura de la ciudad.
Lo más característico que queda de estos edificios son las torres capitulares, que eran torres que se construían en las casas de las personas que esperaban a que se les concediera un título nobiliario. Son torres relativamente estrechas, con ventanas y de forma casi siempre circular. Hay unos cuantos palacios en el centro de la ciudad de Toulouse que conservan algunas de estas torres, pero no destacan mucho dentro de la ciudad, por lo que a veces pueden pasar un poco inadvertidas si no vamos expresamente a buscarlas. La mejor manera de verlas es desde los patios de las casas antiguas, aunque muchas de ellas son de titularidad privada y no permiten el acceso de visitantes.
Para verlas, lo mejor es ir con el tour organizado de la Oficina de Turismo. No obstante, siempre quedan algunos edificios de la época que están abiertas al público permanentemente. Ejemplos de ellos son los del Palacio d’Assezat, que hoy aloja la colección del Museo Bemberg, y es el mejor conservado de todos ellos –también el menos antiguo- o los de Brucelles o Dumay, que alberga el Museo de la Vieja Toulouse, abierto durante los meses de verano.
Aparte de los palacios renacentistas, también destacan en la arquitectura del centro de Toulouse los patios de algunos edificios. No obstante, a muchos de ellos no se puede acceder por ser privados y otros pasan desapercibidos para quien no conozca la ciudad.
El Garona, Les Abattoirs y el Espace EDF Bazacle
El Garona es una parte fundamental del paisaje urbano de Toulouse. El centro histórico está situado en su mayor parte en su orilla este, por lo que las mejores vistas de la ciudad desde el río las tendremos paseando desde la orilla oeste. Quitando las vistas del Pont Neuf o de la torre de los Jacobinos, no podemos decir que las vistas sean impresionantes, pero sí que permite un paseo muy tranquilo o disponer de un lugar en el que sentarse junto al agua en el césped y relajarse por un momento. El Pont Neuf, por la noche, dispone de una iluminación que cambia de color y es una vista muy agradable.
En la orilla oeste del Garona se encuentra el Museo de Les Abattoirs. Se trata del edificio de los antiguos mataderos de Toulouse, construido en ladrillo, como la mayor parte de los edificios del centro, pero espléndidamente reformado y convertido hoy en museo de arte moderno. Su principal atractivo es un enorme telón pintado por Picasso en 1936 que lleva por título “El despojo del Minotauro con traje de Arlequín”, que se exhibe sólo durante seis meses al año por motivos de conservación.
Por su parte, completando la oferta museística cercana al río, en la orilla este nos encontramos con el renovado Espace EDF Bazacle. Éstas eran las antiguas turbinas eléctricas situadas en el río Garona, cuyo edificio se ha rehabilitado para seguir produciendo algo de electricidad y, a la vez, convertirse en sala de exposiciones con temáticas centradas fundamentalmente en energías renovables. Cuenta con una terraza-restaurante con vistas al río, que lo hace muy recomendable.
Finalmente, además del río Garona, Toulouse está surcada por tres canales artificiales: El de Midi, que conecta la ciudad con el Mediterráneo, el Lateral del Garona, que la conecta con el Atlántico y el de Brienne, que conectaba los dos. Hoy ya no se utilizan para la navegación, pero siguen teniendo cierto atractivo como ruta de bicicleta y turística.
Airbus y la Ciudad del Espacio
Una atracción muy específica de Toulouse es poder disfrutar de exposiciones y recintos especialmente dedicados a las industrias de la aviación y aeroespacial, que son dos de los sectores empresariales líderes de la ciudad. El fabricante de aviones Airbus, por ejemplo, tiene allí su sede principal y su visita es una de las más recomendables que se puede realizar durante la estancia en Toulouse, especialmente para quienes gusten de los aspectos más técnicos.
Para visitar la planta de Airbus, no obstante, hay que contratar una visita guiada que irá dirigiendo al visitante por los diferentes temas y aeronaves que podrá visitar. El tour incluye una visita en autobús por las diferentes zonas de las 700 hectáreas de que consta la factoría, como las líneas de ensablaje, las oficinas centrales o el centro de diseño; así como da también la posibilidad de ver por dentro o por fuera modelos modernos como el Airbus 380, así como algunos clásicos como el Caravelle o el Concorde.
Aparte de Airbus, también se puede profundizar en la industria aeroespacial visitando el parque temático de la Ciudad del Espacio, con áreas temáticas y proyecciones espectaculares, entre las que destacan una proyección IMAX en 3D rodada desde el espacio por los propios astronautas o un planetario.