Gastronomía y restaurantes en Toulouse

Uno de los puntos fuertes que podemos disfrutar de la ciudad de Toulouse y la región de Midi-Pyrénées es su gastronomía: fantástica charcutería, excelentes frutas y verduras de la región, panadería y pastelería, patés, vinos y quesos harán que los aficionados a la buena mesa puedan disfrutar de una auténtica experiencia gastronómica en la ciudad.

Qué comer en Toulouse

ToulouseLas grandes especialidades de la ciudad de Toulouse están relacionadas con la charcutería y tienen como producto estrella la salchicha de Toulouse, que se vende enrollada en espirales de gran tamaño, del que se van separando trozos del tamaño que desee el comprador. Esta salchicha tradicional de Toulouse es uno de los elementos fundamentales del plato típico de la ciudad: la cassoulet, un guiso a base de alubias, carne y algún tipo de verduras que podría tener cierta similitud con la fabada. Se trata de un guiso fuerte y consistente, por lo que quizá no sea lo más recomendable comerlo durante la cena, pero sí que resulta la opción más típica para la comida.

Junto con la salchicha de Toulouse, otros pequeños productos cárnicos entran también dentro de las especialidades de la ciudad, como los pequeños embutidos, patés o algunos tipos de carne. Otro producto bastante frecuente en la gastronomía local es el pato, preparado de diversas formas.

En el Blog de VoyaInternet.com: La Toulouse de los placeres: vida, arte y gastronomíaUno de los lugares donde pueden degustarse productos derivados de la carne de pato es en la tienda Maison Samaras– situada justo detrás del mercado de Víctor Hugo- en la que se puede probar desde el pato asado, hasta diversos patés de pato, pasando por salchichas y embutidos fabricados con carne de pato. En esta tienda podemos comprar, también, productos típicos de la región envasados en conserva –incluso tarros enormes de cassoulet que son un buen regalo para llevar a aficionados a la gastronomía local.

El Mercado Víctor Hugo, del que hablábamos en el párrafo anterior, es todo un disfrute para los sentidos. Es un mercado tradicional, situado en el centro de la ciudad, a pocos metros de distancia de la Place du Capitole, donde –sin ser turístico- podremos encontrar todo tipo de productos propios de la gastronomía local: fiambres, carnes, quesos, vinos u otros productos. El edificio, en sí, es arquitectónicamente curioso y ofrece, además, unos interesantes restaurantes para el almuerzo en el piso superior.

Para los aficionados al vino, hay multitud de opciones tanto en lo que se refiere a caldos de la región de Midi-Pyrénées, como de otras regiones del sur de Francia y el resto del país. Para opciones locales, nos recomiendan dos tipos: Los vinos de Domaine de Candie –que, curiosamente, es un viñedo propiedad del Ayuntamiento de Toulouse- y los Vins de Fronton.

Quedan, dentro de las especialidades locales, algunas pequeñas curiosidades que destacar. Por ejemplo- sabido ya que la panadería y la pastelería en Francia son, generalmente, de altísima calidad-, podríamos probar uno de los pasteles típicos de la ciudad: el caraque a base de bizcocho cubierto de chocolate. O, por ejemplo, ya más como curiosidad turística que como especialidad real, los caramelos o licores elaborados utilizando la flor típica de la ciudad, la violeta.

Dónde comer en Toulouse

Dado que Toulouse es una ciudad joven y viva y, además, con muy buena tradición gastronómica, la cantidad y calidad de restaurantes de la ciudad es más que aceptable para todos los bolsillos. Podemos hablar de cinco restaurantes con estrella Michelin en la ciudad, pero también tenemos lugares más tranquilos y económicos para disfrutar de una buena comida en Toulouse.

En la zona central de Toulouse hay diversas opciones de lugares para comer. Podemos ir a zonas algo más concretas, pero simplemente callejeando un poco por las calles de la ciudad encontraremos con facilidad pequeños restaurantes de diferentes estilos y precios.Si vamos a zonas concretas, podemos comenzar por la Place Saint Georges, donde cuando hace buen tiempo se instalan numerosas terrazas y todo el año hay una importante animación tanto por restaurantes más formales, como por otros locales que ofrecen una comida más informal a base de pinchos o pequeños bocados.

Como ejemplo del primer tipo, podemos tomar a Le Miroir, Creperie Saint Georges y Monseiur Georges –precio medio- o al algo más caro restaurant Emille. Por su parte, en Le Wallace podremos comer y cenar de un modo más informal, a base de cócteles y de pinchos.

La Place Saint Georges es un lugar tranquilo, con su plaza ajardinada y su variedad de restaurantes. Pero, desde allí, podemos saltar a una de las zonas más concurridas de la ciudad, donde también podemos encontrarnos mucha variedad de restaurantes, tanto locales como internacionales en la zona comprendida entre las estaciones de metro Jean Jaures y Jeanne d’Arc. Si queremos probar la famosa cassoulet por allí, una buena opción es La Maison du Cassoulet –buen precio para los menús-, pero si no no llama, siempre podremos pasear por la calle y elegir alguno de los establecimientos que se nos presentan, muchos de ellos con terrazas cubiertas y cerradas en el bulevar.

Cerca de allí, nos encontramos también con el Mercado Víctor Hugo del que ya habíamos hablado anteriormente. Este mercado no es únicamente un lugar de venta de comida, sino que en la parte superior tiene una curiosa galería abierta donde conviven cinco restaurantes de comida tradicional. Nosotros pasamos por Le Louchebem y fue una buena experiencia. Quizá las mesas están algo apiñadas, pero el ambiente y la comida son muy buenos y cuentan con bastante clientela. Hay también, si el tiempo lo permite, una pequeña galería exterior donde los restaurantes ponen algunas mesas.

Y dos pequeñas recomendaciones que me hicieron algunos habitantes de la ciudad sobre dos restaurantes en la Rue du May, en el centro de la ciudad: La Bolbu, una buena creperie, y Le Trenchoir, un restaurante con menus especial para la cena servidas al estilo medieval, en bandejas de madera y donde se prueban especialidades de la época o se pueden beber cosas como hidromiel.

Una zona ya fuera del centro más histórico, pero no a mucha distancia de él, donde hay buen ambiente para el ocio nocturno y, también, para salir a cenar, tanto de modo informal como formal. La Maison es un bar tranquilo, con velas, penumbra, algún sofá y dos plantas, ideal para disfrutar de un vino o una cerveza, pero también para tomar algo ligero. Por su parte, Les Fabuleux Festins es un local moderno y con decoración muy cuidada, que se ha orientado más a un ámbito gourmet y ofrece dos posibilidades de gastronomía: una a base de pinchos y otra como restaurante más tradicional.

Para una cena o comida en entornos más idílicos, podemos irnos a comer cerca del río o a la zona de los canales. En algunos de ellos, como en de Midi, tenemos barcos restaurantes como L’Occitania, la Jonqué du Yang Tsé o la barcaza de la Maison de la Violette, donde hay una pequeña cafetería en su parte superior durante el verano. En el vecino canal de Brienne, también, podemos disfrutar del barco-restaurante típico La Belle Chaurienne, donde podremos probar la cassoulet, así como otros platos típicos. Hay una buena terraza con vistas al Garona en el nuevo espacio EDF Bazacle

Alguna curiosidad más en la ciudad: Chez Navarre, situado en la Grande Rue de Nazareth, tiene un concepto rústico y está situado en una casa tradicional donde se comparte una mesa de madera grande con desconocidos y uno se sirve directamente del buffet de una cocina muy tradicional. Es una muestra del tipo de restaurantes table d’hote. Muy tradicional, informal, barato y curioso, pero algo desconcertante para quien busque un servicio de restaurante convencional. Muy recomendable para quien tenga ganas de experimentar.

Y completamos la ruta con otra zona de cafés y restaurantes en las proximidades de la Rue des Paradoux y en sus calles laterales, en la zona comprendida entre la Rue de Metz, la Rue des Couteliers y la Rue du Langedoc. Muchos pequeños cafés y restaurantes en la zona, especialmente animados durante la noche, cuya elección queda a gusto del comensal. Personalmente, disfruté mucho del restaurante Py-r en la Rue des Paradoux, con una comida excepcional, aunque para un presupuesto medio-alto –ideal para darse un sabrosísimo capricho-. No obstante, en la zona hay posibilidades de elección para todos los precios.